Antes de querer a nadie, tienes que quererte a ti primero. Antes de estar con alguien, tienes que aprender a estar sola. Las gotas de agua hacen carreras por mis mejillas, pero esta vez no son las de lluvia. ¿Cómo se puede echar de menos a una persona que no se ha ido? Echas de menos momentos, conversaciones… Cosas que ya no están, porque la gente cambia, ¿no? Madura o muestra como realmente era. Yo he madurado, pero no he perdido mi esencia de disfrutar las cosas como una cría. Nunca he necesitado regalos caros, ni los necesito, lo único que siempre he pedido es, tal vez, cariño, confianza y respeto. Bueno, y alguna que otra vez más mimos de la cuenta. No es caro, pero sí necesita esfuerzo. Esfuerzo que al principio salía solo. Ahora lo que sale solo son las peleas, los malos rollos y mis ganas de llorar.
Desde hace días todo va mal. Días, semanas, meses. Ya he perdido la cuenta, o quizá es que ya no quiero contar más. Por cualquier tontería nos volvemos dos fieras, a ver cual hiere más. Tú crees que digo algo enfadada, me respondes mal, me enfado, yo te suelto algo peor y así. Dudo que esta situación algún día cambie, por más que lo intento o intentamos. Antes sabíamos hacernos el amor, ahora lo único que sabemos hacernos es daño.
Y yo aquí, llamándote, tratando de estar siempre detrás de ti para arreglarlo, para hablarlo, para que me digas mis fallos y poder cambiarlos, para que tú también tengas ganas de cambiar, de seguir. Estúpida de mí por creer que aún se puede recuperar la magia. Qué ilusa. Será porque hemos vivido cosas tan sumamente increíbles que no es justo que algo que ha rozado la perfección acabe así. Pero va a acabar. Si no es ahora será mañana. O pasado. O el mes que viene. Porque esto ya tiene fecha de caducidad y, por desgracia, ya no se puede hacer nada.
Éramos de esos que hacían listas de cosas que tienen que hacer juntos, de los que se mandaban mensajes eternos de buenos días. De esos cualquier noche juntos les sabía a poco, noches de pasión, de besos o, simplemente, de tonterías. Nos reíamos del mundo y el mundo nos envidiaba por lo felices que éramos. Experiencias a lo grande y pequeños detalles definen lo que ha sido y siempre será nuestro. Las risas, los piques, las reconciliaciones, las sábanas revueltas y los pases de modelo llevando tu ropa; tu aroma, tus buenos días a besos y tus besos todos los días, las escapadas, las cenas improvisadas y algún que otro abrazo, de esos que funden piel con piel.
Por eso, antes de estar con alguien, tienes que aprender a estar sola. Antes de querer a nadie, tienes que quererte a ti primero. Por eso, antes de que me quiera nadie, quiéreme.